Este perfil de voluntariado demuestra el compromiso continuado y la entrega de un grupo diverso y experimentado. Muchos de estos voluntarios, llevando consigo una fuerte opción evangélica, han sido parte de Cáritas durante más de seis años, reflejando una dedicación profunda a su misión.
José Luis Graus, responsable del Voluntariado en Cáritas Española, destaca la importancia del enfoque humano y cercano del voluntariado: «Estar cerca, acompañar, cuidar son señas de identidad de nuestro voluntariado. No se trata solo de hacer, sino también de estar y escuchar». Este enfoque se refleja en la labor diaria de estos voluntarios, que actúan como verdaderos «corredores de fondo», permaneciendo al lado de las personas más allá de las emergencias inmediatas.
Las experiencias compartidas por los voluntarios, como la de Marce, voluntaria de Cáritas Valladolid, subrayan el crecimiento personal y la realización que encuentran en su labor. Marce señala que ser voluntaria en Cáritas le permite armonizar su forma de trabajar con sus valores personales.
La presencia de jóvenes en el voluntariado también es significativa, como lo ilustra Rosa, una joven voluntaria de Cáritas Madrid, para quien el voluntariado es «un estilo de vida, todo para bien». Esta participación juvenil demuestra que el deseo de ayudar a los demás sigue siendo un valor presente y vigoroso entre las nuevas generaciones.
En su mensaje con motivo de la VII Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco enfatizó que el voluntariado no se trata solo de «dar», sino de «darse». Siguiendo este principio, Cáritas agradece a sus voluntarios por el tiempo y la vida que dedican para acompañar a los que más lo necesitan. La organización anima a todos a considerar el voluntariado, no solo como una contribución a la sociedad, sino como un camino hacia una sociedad más justa y fraterna.
