En su testimonio, Martín revela cómo estos días le han permitido humanizar a las personas a las que ha asistido, reconociendo la dignidad que merecen. Esta inmersión en la realidad de los residentes le ha hecho reflexionar sobre sus propias carencias, identificando en el prójimo aspectos de su vulnerabilidad personal.
Martín reconoce que la labor diaria, aunque extenuante, le ha proporcionado una satisfacción que trasciende el simple cansancio físico. «Es que ‘satisfactorio’ se queda muy corto», comenta, subrayando la profundidad de la gratificación que ha sentido. Esta experiencia le ha dejado una huella imborrable, llevándole a recomendar fervientemente este tipo de voluntariado a otras personas.
Cada año, son numerosos los voluntarios como Martín que se suman a las actividades del Hogar Don Orione, apoyando a las personas con discapacidad en su estancia temporal en la sierra de Madrid. Este tipo de iniciativas, organizadas por la Fundación Luis Orione, no solo brindan un respiro a los residentes de Pozuelo de Alarcón, sino que también ofrecen a los voluntarios la oportunidad de crecer personal y emocionalmente.
El testimonio de Martín pone de relieve la importancia del voluntariado y cómo, a través de la entrega y la solidaridad, se pueden experimentar momentos de profunda conexión humana. Una experiencia que, sin duda, es tan enriquecedora para quienes reciben la ayuda como para quienes la brindan.