Estas novedades tecnológicas van hiladas a consecuencias negativas. En primer lugar, nuestra capacidad de concentración desciende. La presencia constante de dispositivos digitales y redes sociales puede generar distracciones, obstaculizando la concentración en tareas específicas. La tecnología permite realizar múltiples tareas a la vez y en ocasiones, esto también puede afectar nuestra capacidad de concentración.
En segundo lugar, el exceso de información también puede resultar perjudicial. Vivimos en una era de sobreinformación. Una gran cantidad abrumadora de datos nos bombardea. Nos enfrentamos al desafío de identificar la información que realmente nos interesa. Por otro lado, hay una tendencia masiva de consumir información superficial sin darnos cuenta, en vez de profundizar en los detalles.
En tercer lugar, la información nos llega en abundancia y, por ende, casi sin darnos cuenta… Así nos convertimos en consumidores pasivos. La tecnología nos trae muchas cosas positivas, pero también con su extensión hemos perdido el espíritu crítico y el razonamiento. Por último, el uso descomunal de dispositivos digitales y las redes sociales pueden favorecer los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, principalmente entre los adolescentes. Puede existir un riesgo que no podemos olvidar u “hacer oídos sordos”, puesto que también existe: los estudiantes víctimas de amenazas cibernéticas. Los más sonados en noticias son acoso en línea, el robo de identidad y otros problemas relacionados con la ciberseguridad.
Por estos motivos hay que poner un control mediático. Tenemos que ser capaces de establecer límites en el tiempo dedicado a dispositivos digitales y redes sociales, para evitar la sobreexposición y la fatiga informativa. Abordar estos retos requiere un enfoque que implique a educadores, padres, profesionales de la tecnología y a la sociedad en general.
Si los alumnos utilizan adecuadamente estas tecnologías pueden aprovechar aspectos positivos como el acceso inmediato a la información para investigar con cabeza sobre diversos temas. También, la tecnología ofrece diversas herramientas educativas, como plataformas en línea, aplicaciones y software, para hacer la experiencia educativa más interactiva. La sociedad digital permite a los alumnos conectarse con estudiantes y expertos de todo el mundo, proporcionando la colaboración y el intercambio de ideas.
Este tema también genera debate y controversia puesto que las igualdades sociales se ponen en duda. No todos los estudiantes tienen igualdad de acceso a la tecnología y a la conexión a internet. Esto puede ampliar la brecha educativa entre estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos, por lo que hay que intentar controlar su uso.