Es fundamental que se sientan parte de la sociedad, que compartan espacios y actividades con personas sin discapacidad intelectual, que se integren en los ritmos de la vida de su ciudad.
Con su espíritu de superación y su buen hacer, ellos aportan frescura y alegría a nuestro cotidiano. Nos enseñan a afrontar las dificultades con optimismo y con ilusión y a no darnos tanta importancia. Nos empujan a seguir adelante. Nos enseñan a ser más humanos y mejores personas.
Así que, su aportación es preciosa y singular
Fuera del entorno de la discapacidad intelectual la vida es… más rápida, más superficial, más gris. Más práctica, pero no más útil ni más valiosa.
Por eso el Fitness Valle de las Cañas, al colaborar, hace una aportación, no solo a la mejora de la salud de nuestros usuarios, sino a la mejora en la calidad de vida de las personas que vivimos en el municipio.
Porque al compartir espacios con los chicos del Hogar Don Orione, nos contagiamos de su sonrisa y de su mirada sencilla. Nos impregnamos, aun sin quererlo, de esa enorme alegría que surge espontánea de sus corazones. Y, sin duda, incorporar esta cualidad a nuestra actitud diaria, transforma nuestra perspectiva. Entonces comienzan a brillar esas pequeñas cosas, que diría Serrat, y empezamos a percibir la vida en su totalidad.
Poco a poco, sin darnos cuenta, nuestras prioridades se han desordenado, lo de arriba baja puestos y lo que creíamos prescindible o secundario, se engrandece e ilumina nuestro quehacer.
Por su parte, los chicos no solo disfrutan de compartir nuestra vida, sino que además cubrimos, sin saberlo, una de sus necesidades más importantes: sentirse aceptados, incluidos y queridos, así, tal como son.
Por todo esto, damos las gracias al Fitness por su constancia en este apoyo, porque profundizan en nuestra relación y porque procuran a nuestros chicos un cuerpo más fuerte y, sobre todo, una vida más plena.
Es fundamental que se sientan parte de la sociedad, que compartan espacios y actividades con personas sin discapacidad intelectual, que se integren en los ritmos de la vida de su ciudad.
Con su espíritu de superación y su buen hacer, ellos aportan frescura y alegría a nuestro cotidiano. Nos enseñan a afrontar las dificultades con optimismo y con ilusión y a no darnos tanta importancia. Nos empujan a seguir adelante. Nos enseñan a ser más humanos y mejores personas.