Cuando nos encontramos mal y acudimos a urgencias lo que menos nos apetece es esperar y aguantar este tipo de circunstancias. Estar con fiebre, tos o constipado nos hace estar todavía más cansados y con poca paciencia para estar sentados viendo cómo el tiempo pasa y nadie nos atiende. Esta situación es “pasable” cuando somos jóvenes y sacamos nuestra fortaleza para aguantar las adversidades, pero… ¿Qué sucede con los ancianos que también tienen que esperar?
A las personas mayores todo les afecta más y no tienen la misma energía que hace 40 años cuando eran jóvenes. Las largas horas de espera son pesadas, pero para ellos, lo son todavía más. No se pueden permitir esperar sin asiento, en una sala donde avivan los virus y podrían contagiarse de algo peor, o incluso esperar en la sala de urgencias y que no saquen nada de enclave.
La dificultad de acceso de los adultos mayores a los servicios sanitarios es un tema relevante que afecta la calidad de vida de esta población. Es un problema actual. En muchas partes del mundo, y en especial en los sistemas de salud pública, los adultos mayores enfrentan múltiples obstáculos que les dificultan recibir atención médica adecuada y oportuna. Estos desafíos no solo limitan el acceso a servicios esenciales, sino que también pueden repercutir en la salud física y emocional de las personas mayores. Hay ciertas barreras que enfrenta este grupo poblacional al acudir a los servicios sanitarios.
En primer lugar, las barreras físicas y de movilidad. A medida que las personas envejecen, la movilidad suele reducirse, lo cual complica sus desplazamientos. La dificultad para caminar, la falta de fuerza y el dolor crónico en las articulaciones son solo algunos de los problemas que afectan la capacidad de los adultos mayores para moverse. Estas limitaciones resultan especialmente problemáticas cuando los centros de salud se encuentran lejos de sus hogares, o cuando no cuentan con una infraestructura adecuada para atender a personas con movilidad reducida.
Las barreras arquitectónicas, como la falta de rampas, la existencia de escaleras y la ausencia de baños accesibles, dificultan que las personas mayores se desplacen por las instalaciones de los centros médicos. Además, las largas distancias dentro de algunos hospitales o clínicas, y las esperas prolongadas, también son obstáculos físicos que pueden hacer que los adultos mayores eviten acudir al médico.
Esta barrera también se ve afectada por el transporte, es decir, el acceso a los servicios sanitarios. Muchas personas mayores dependen de familiares o servicios de transporte público para acudir a sus citas médicas. En áreas rurales, donde el transporte público suele ser escaso o inexistente, este problema se agrava, ya que los adultos mayores pueden tener que recorrer largas distancias sin un sistema de transporte adecuado.
La segunda barrera es la tecnología y su problema relacionado con la burocracia. Con la digitalización de los servicios de salud, cada vez es más común que las citas se gestionen a través de aplicaciones móviles o sitios web. Para muchas personas mayores, que pueden no estar familiarizadas con la tecnología o tener problemas de acceso a internet, esta digitalización representa una barrera considerable.
Además, los sistemas de salud suelen estar asociados a procesos burocráticos complejos. La gestión de citas, la obtención de autorizaciones para ciertos tratamientos y el seguimiento de los trámites administrativos pueden ser difíciles de entender y seguir para los adultos mayores.
En tercer lugar, la barrera económica, ya que los servicios médicos pueden suponer un coste elevado para algunas familias, especialmente cuando incluyen medicamentos o tratamientos prolongados. El acceso a especialistas o servicios específicos, que pueden requerir pagos adicionales, también puede representar un obstáculo económico importante. Además, muchos ancianos dependen de pensiones limitadas o ayudas económicas que no siempre cubren el total de sus necesidades de salud.
Y, en cuarto lugar, la comunicación como barrera, ya sea en cuando a familiares cercanos por la falta de acompañamiento o las relaciones con el personal de sanidad. Muchas personas mayores viven solas o carecen de redes de apoyo, lo que hace que acudir a un servicio de salud sea una experiencia solitaria y, en ocasiones, abrumadora. La falta de un acompañante que los ayude a comprender el diagnóstico o a seguir las indicaciones médicas puede hacer que el adulto mayor se sienta vulnerable.
Por otro lado, la relación entre el adulto mayor y el personal médico es un factor crítico para la adecuada atención sanitaria. Las personas mayores pueden tener dificultades para comunicarse con los profesionales de la salud debido a problemas de audición, lenguaje, o simplemente porque no entienden los términos médicos que se utilizan.
Cinco formas de mejorar el acceso y agilizar la atención para los ancianos
- Creación de horarios y servicios prioritarios para adultos mayores: establecer horarios específicos o servicios prioritarios exclusivamente para personas mayores en centros de salud y clínicas permitiría que este grupo no tenga que esperar tanto tiempo. Al darles prioridad en la atención médica, se podrían evitar largas esperas en salas llenas y disminuir el agotamiento físico que esto conlleva.
- Atención médica domiciliaria: esta es una alternativa eficaz para aquellos adultos mayores con dificultades de movilidad o que viven lejos de los centros de salud. Profesionales médicos, enfermeros y técnicos especializados pueden visitar a los pacientes en sus hogares para realizar consultas de rutina, chequeos o análisis básicos.
- Sistemas de citas y seguimiento personalizado: crear un sistema de citas más eficiente y accesible, con recordatorios telefónicos o incluso una línea de ayuda exclusiva para ancianos, ayudaría a reducir las confusiones y la ansiedad relacionadas con el proceso de agendar citas. Un equipo de soporte específico podría encargarse de orientar a los mayores, simplificar el proceso de programación y darles recordatorios previos a sus consultas.
- Creación de “ventanillas únicas” o guías de apoyo en los centros de salud: la burocracia y la necesidad de pasar por diferentes ventanillas en los centros de salud puede resultar confusa y agotadora para los adultos mayores. Implementar “ventanillas únicas” para que los pacientes mayores hagan todos sus trámites en un solo lugar agilizaría los procesos y reduciría su estrés. Otra opción es contar con guías de apoyo en el centro de salud, personas encargadas de acompañar a los mayores y ayudarles en sus trámites o desplazamientos dentro de las instalaciones.
- Implementación de transporte sanitario accesible y gratuito: ofrecer un servicio de transporte sanitario accesible y gratuito para adultos mayores facilitaría su llegada a las citas médicas de forma puntual y cómoda. Este tipo de transporte podría estar disponible en zonas urbanas y rurales y ser adaptado a las necesidades de las personas con movilidad reducida o que requieren de andadores y sillas de ruedas.
Las dificultades que enfrentan las personas mayores para acceder a los servicios sanitarios son múltiples y complejas, y requieren una respuesta integral de parte de los sistemas de salud, la sociedad y el entorno familiar. La creación de servicios de salud accesibles y adaptados a las necesidades específicas de los adultos mayores es fundamental para garantizar una atención digna y adecuada.
Es necesario promover la formación de personal especializado en el trato a personas mayores, la creación de infraestructuras accesibles, el acceso a transporte adecuado y el desarrollo de programas de apoyo comunitario.