Un emotivo testimonio llegado desde la parroquia resume el espíritu de esta iniciativa: “Ser pueblo con el pueblo… Llevar la caridad a todos, como Don Orione hubiera hecho”, destaca la declaración. La comunidad no solo se ha limitado a canalizar ayuda material y económica, sino que también ha dado un ejemplo de compromiso cristiano al «llevar a Cristo donde se ha hundido la esperanza».
Una movilización sin precedentes
Durante dos intensas semanas, la parroquia ha trabajado para proporcionar ayuda concreta a nombres propios, hogares y lugares específicos donde la necesidad es más urgente. “No podemos abarcar mucho por nuestra sencillez, pero donde nos piden, allí llegamos”, subrayan desde la parroquia. Gracias a las donaciones de particulares, empresas, jóvenes, niños y mayores, han logrado cubrir necesidades básicas como alimentos, ropa y refugio para las familias más afectadas.
La labor de la comunidad ha sido posible también por el liderazgo de su párroco, Miguel Ángel Laseca, quien, según los testimonios, «permite estas locuras solidarias», y por la dedicación incansable de colaboradores como Ocaña, cuya implicación ha sido clave para que la ayuda llegue a todos los rincones.
La parroquia y la Fundación agradecen profundamente la solidaridad de todos los que han hecho posible esta obra. “Gracias a todos… ¡No paramos, seguimos!», concluye el testimonio, lleno de esperanza y compromiso por seguir ayudando a quienes más lo necesitan.