Payatas: el rostro de la miseria
Payatas, el basurero de Manila, es un lugar donde la pobreza se respira en cada esquina. La zona comenzó a poblarse hace más de 35 años cuando las autoridades decidieron trasladar el basurero de Tondo, un barrio en el puerto de Manila, a este nuevo espacio a las afueras de la ciudad. Lo que estaba proyectado como una zona residencial se convirtió en una aglomeración de chabolas improvisadas, sin luz ni agua corriente, donde la población, proveniente de los sectores más marginados, se asentó en busca de subsistencia.
Hoy en día, Payatas alberga a más de 400.000 personas, muchas de las cuales sobreviven hurgando entre la basura en busca de algo de valor. Familias enteras viven en condiciones insalubres, sin acceso a servicios básicos, y la vida diaria se convierte en una lucha constante contra el hambre, las enfermedades y la desesperanza.
El origen de la misión: un compromiso con los más pobres
Hace más de tres décadas, la congregación de Don Orione decidió establecer una misión en Filipinas, guiada por su principio fundacional de «servir a los más necesitados». El padre Julio, que en aquel entonces ya había dedicado años a servir en Venezuela e Italia, fue destinado a liderar esta nueva etapa en el país asiático. Desde el primer momento, la labor del padre Julio y su equipo se centró en ayudar a las personas que vivían en las condiciones más duras de la zona.
«Cuando llegamos a Payatas, lo primero que vimos fue una miseria que no se puede describir con palabras. La gente vivía literalmente sobre la basura, en chabolas construidas con lo que encontraban. No había servicios básicos, ni acceso a la salud ni a la educación. El hambre, la tuberculosis y la desnutrición eran problemas diarios», comenta el padre Julio.
Un rayo de esperanza: los comedores para niños desnutridos
Consciente de que la infancia es una etapa crucial en el desarrollo de cualquier persona, el primer proyecto que la congregación puso en marcha fueron los comedores para niños desnutridos. «Nos dimos cuenta de que había que actuar en las primeras etapas de la vida, cuando la desnutrición puede tener efectos devastadores para el desarrollo físico y mental», explica el padre Julio.
Actualmente, la congregación alimenta diariamente a unos 400 niños de entre 2 y 6 años en varios comedores repartidos por Payatas. Para muchas de estas familias, este comedor es la única fuente de alimento seguro que sus hijos reciben. «Es fundamental asegurar que estos niños reciban al menos una comida nutritiva al día. Sin esto, muchos no sobrevivirían, y los que lo hacen arrastrarían problemas de salud para toda la vida», señala el padre.
El impacto de estos comedores va más allá de la alimentación. Al garantizar una correcta nutrición en los primeros años de vida, se está dando a estos niños una oportunidad para estudiar, desarrollarse y, en el futuro, salir del círculo de pobreza en el que han nacido.
La batalla contra la tuberculosis
Otro de los grandes problemas en Payatas es la tuberculosis, una enfermedad que afecta a miles de personas en la zona debido a las condiciones de insalubridad en las que viven. La congregación de Don Orione abrió una clínica en el barrio para ofrecer tratamiento gratuito a los afectados. El tratamiento de la tuberculosis es largo y costoso, pero gracias a la ayuda de médicos y enfermeras voluntarios, la clínica ha logrado salvar la vida de muchas personas.
«El problema de la tuberculosis es muy grave, especialmente entre los niños. Es desgarrador ver a bebés y niños pequeños enfermos de tuberculosis, con pocas posibilidades de sobrevivir si no reciben el tratamiento adecuado», explica el padre Julio.
Apoyando la educación: becas para un futuro mejor
El padre Julio sabe que la educación es clave para romper el ciclo de la pobreza. Sin embargo, en Payatas, el sistema educativo público está colapsado. Las clases están masificadas y los recursos son escasos, lo que provoca que muchos niños abandonen la escuela sin las habilidades necesarias para encontrar un trabajo digno.
Para combatir esto, la congregación de Don Orione ofrece becas escolares a jóvenes de Payatas, cubriendo los gastos de matrícula, uniformes y transporte. «Es nuestra forma de asegurar que estos niños tengan una oportunidad de estudiar y de construir un futuro mejor. Sin educación, no tienen ninguna posibilidad de salir de la pobreza», comenta el padre Julio.
El programa de becas incluye además clases de refuerzo en matemáticas e inglés, materias clave para acceder a trabajos cualificados. Actualmente, más de 60 jóvenes de Payatas están cursando estudios universitarios gracias al apoyo de la congregación.
El Cottolengo: un hogar para niños con discapacidades
Uno de los proyectos más conmovedores de la misión del padre Julio en Filipinas es el Cottolengo Filipino, un hogar para niños con discapacidades graves, muchos de ellos abandonados por sus familias debido a la falta de recursos para cuidarlos. El Cottolengo, ubicado en Montalbán, acoge a 40 niños y jóvenes que requieren atención constante.
«Estos niños no tienen a nadie más. Algunos no pueden hablar, otros no pueden moverse, y la mayoría de ellos necesita cuidados médicos continuos», explica el padre Julio. «Aquí reciben no solo cuidados médicos, sino también cariño y el apoyo de una familia que nunca tuvieron».
El papel de la Providencia y la necesidad de ayuda
El padre Julio ha visto cómo, a lo largo de los años, la Providencia ha sostenido el proyecto, proveyendo los recursos necesarios para continuar la labor. Sin embargo, los desafíos son cada vez mayores y la ayuda externa es esencial para que esta misión siga adelante.
«Estamos ayudando a miles de personas, pero siempre hay más que necesitan nuestra ayuda. Los recursos son limitados y dependemos mucho de las donaciones para poder alimentar a los niños, tratar a los enfermos y cuidar de los discapacitados», señala el padre Julio.
Cómo colaborar: un pequeño gesto puede cambiar vidas
El proyecto de Don Orione en Filipinas necesita el apoyo de personas como tú para seguir adelante. La congregación trabaja con la Fundación Luis Orione, que canaliza las donaciones desde España y otros países. Cualquier donativo, por pequeño que sea, tiene un impacto significativo en la vida de los niños y familias de Payatas. Con tan solo un euro al día, es posible alimentar a un niño durante una semana, proporcionar medicamentos esenciales o cubrir parte del tratamiento médico de una persona enferma de tuberculosis. Las donaciones también son fundamentales para financiar las becas escolares que permiten que los jóvenes puedan estudiar y tener una oportunidad real de salir del ciclo de pobreza en el que han nacido.
Además, si tienes la posibilidad de dedicar tu tiempo y esfuerzo, el voluntariado es otra forma muy valiosa de colaborar. La congregación siempre está en busca de personas dispuestas a ofrecer su apoyo, tanto en los comedores infantiles como en las clínicas y en el Cottolengo Filipino, donde se cuida a niños con discapacidades graves. Tu presencia y ayuda directa puede marcar una diferencia importante para quienes más lo necesitan, brindando esperanza y dignidad a quienes, de otro modo, quedarían abandonados a su suerte.
Aunque no puedas viajar, tu colaboración a distancia también es crucial. Contribuir económicamente desde cualquier lugar del mundo permite que esta misión siga creciendo y transformando vidas. La Fundación Luis Orione se encarga de gestionar los donativos, emitiendo recibos que permiten a los colaboradores desgravar fiscalmente. Cada euro cuenta para sostener este proyecto, que depende completamente de la generosidad de personas solidarias.
En lugares como Payatas, donde la pobreza es extrema y el futuro parece incierto para tantas familias, tu apoyo puede marcar la diferencia entre la desesperación y la esperanza.
La labor del padre Julio en Filipinas es un ejemplo inspirador de cómo el compromiso y la solidaridad pueden transformar vidas. En un lugar tan desfavorecido como Payatas, la misión de Don Orione no solo ofrece ayuda material, sino también esperanza y dignidad a aquellos que más lo necesitan. Tu ayuda es fundamental para que este proyecto pueda seguir creciendo y llegando a más personas.