El Pontífice ha señalado que los migrantes son «personas heridas y vulnerables» que han sufrido traumas severos y que deben ser vistos como «rostros y no números». Destacó la necesidad de protegerlos de las organizaciones criminales y mencionó los tratos inhumanos que algunos migrantes han recibido en países del norte de África.
Además, el Papa Francisco ha abordado el reto que representa para los prefectos organizar una acogida ordenada y basada en la integración. Subrayó la importancia de no dejar solos a los prefectos en esta tarea y de prestar atención a las tensiones que pueden surgir entre los residentes locales.
En su discurso, también abordó el desafío del orden público y la seguridad, destacando la importancia de conjugar legalidad y humanidad. El Papa enfatizó la necesidad de un enfoque equilibrado que respete tanto a las víctimas como a los delincuentes, y reconoció la gran responsabilidad de los prefectos en enfrentar los riesgos diarios de las fuerzas del orden.
Por otro lado, el Papa Francisco destacó la importancia de la acogida de migrantes en un contexto de baja natalidad en Italia, mencionando la necesidad de que los italianos «reciban a los migrantes como hijos».
Finalmente, el Papa se refirió a las crisis medioambientales, señalando la responsabilidad de los prefectos en la gestión de recursos y la cooperación entre operadores públicos y privados. Hizo hincapié en la urgencia de proteger el medio ambiente y recordó las recientes catástrofes naturales en Emilia Romaña, Toscana y Sicilia, destacando las cualidades del pueblo italiano frente a estos desafíos.