El Centro Don Orione despide con emoción a Abel, conocido como Abeluco. Sus compañeros y cuidadores le rinden homenaje recordando su alegría, sus travesuras y su frase característica: "Ahora sí".
El Centro Don Orione despide con emoción a Abel, un compañero entrañable cuya alegría y travesuras dejaron huella en Casa Leo. Sus amigos y cuidadores le rinden homenaje con recuerdos, música y cariño, manteniendo vivo su espíritu y su inolvidable espontaneidad.
El Centro Don Orione ha despedido con una profunda a Abel, conocido cariñosamente como Abeluco. Especialmente en Casa Leo, donde vivía, el dolor es palpable entre quienes compartieron con él su día a día.

Abel fue un compañero entrañable, caracterizado por su alegría, simpatía y espíritu travieso, que iluminaba cada rincón del centro. Sus amigos y cuidadores han querido rendirle homenaje con una despedida cargada de emoción, entre lágrimas, sonrisas y recuerdos de las muchas anécdotas que protagonizó.

Durante la despedida, no faltaron los momentos entrañables, con la interpretación de «Color Esperanza», su canción favorita, y el recuerdo de sus travesuras inolvidables, siempre marcadas por su nobleza y cariño.

«Nos cuesta imaginarnos el día a día sin él», han expresado conmovidos sus compañeros, quienes han querido despedirle con un mensaje especial: «Ahora sí», una frase que Abel solía repetir con su característica espontaneidad.

Desde el Centro Don Orione, le envían un último deseo: que siga con su alegría allá donde esté y que, de vez en cuando, envíe alguna señal de su presencia. «Seguro que por ahí arriba encuentras algún rollo de papel higiénico que robar», recuerdan con cariño.

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