Abel fue un compañero entrañable, caracterizado por su alegría, simpatía y espíritu travieso, que iluminaba cada rincón del centro. Sus amigos y cuidadores han querido rendirle homenaje con una despedida cargada de emoción, entre lágrimas, sonrisas y recuerdos de las muchas anécdotas que protagonizó.
Durante la despedida, no faltaron los momentos entrañables, con la interpretación de «Color Esperanza», su canción favorita, y el recuerdo de sus travesuras inolvidables, siempre marcadas por su nobleza y cariño.
«Nos cuesta imaginarnos el día a día sin él», han expresado conmovidos sus compañeros, quienes han querido despedirle con un mensaje especial: «Ahora sí», una frase que Abel solía repetir con su característica espontaneidad.
Desde el Centro Don Orione, le envían un último deseo: que siga con su alegría allá donde esté y que, de vez en cuando, envíe alguna señal de su presencia. «Seguro que por ahí arriba encuentras algún rollo de papel higiénico que robar», recuerdan con cariño.