Esta situación es la que sufren muchos cuidadores cuando dan todo su potencial, llegan a su límite y están agotados, no pueden más y encima los resultados son negativos: una situación conocida como “el síndrome del cuidador quemado”.
El síndrome del cuidador quemado es un estado de agotamiento físico, emocional y mental que afecta a las personas que cuidan a otros de manera constante, especialmente a familiares dependientes, enfermos crónicos o personas mayores. Su rutina es agotadora y no pueden descuidarse porque tienen que ayudar a otras personas, pero ¿quién les cuida a ellos? ¿Quién se preocupa por su estado físico y emocional? Para ayudar a quienes lo sufren, es fundamental ofrecerles apoyo emocional, herramientas para gestionar su bienestar y, si es posible, aliviar su carga.
5 formas de ayudar a los cuidadores
- Brindar apoyo emocional: escucha sin juzgar, esto va a permitir que la persona exprese sus emociones sin miedo a ser criticada. Con ello, hay que mostrar empatía por el otro. Valida el cansancio del cuidador y reconoce el esfuerzo que hace todos los días. Evita minimizar su situación: frases como «tienes que ser fuerte» pueden aumentar su frustración. En su lugar, dile: «Lo que haces es valioso, pero también mereces cuidar de ti mismo/a.»
- Fomentar el autocuidado: es muy importante que descanse y cuide sus horas de sueño, aconsejale que priorice su descanso, ya que la falta de sueño agrava el agotamiento. También es vital tanto el ejercicio como la alimentación saludable, pequeñas rutinas de actividad física y una dieta equilibrada pueden mejorar su bienestar físico y emocional. Hazles ver que el tiempo que cada uno se dedica a sí mismo es vitamina para el cuerpo, sugiérele que dedique al menos unos minutos al día a algo que disfruten, sin sentirse culpables.
- Ofrecer ayuda práctica: Si es posible, ofrece ayuda directa en el cuidado de la persona dependiente puedes hacerle el relevo en sus responsabilidades. Buscar apoyo externo a veces es la solución para delegar todo el peso que llevas en la mochila. Sugiere la posibilidad de contratar ayuda profesional o buscar servicios de respiro para cuidadores. Ayuda a la persona a entender que no está sola y que puede compartir la carga con familiares o amigos.
- Ayudar a establecer límites: Enséñale a decir “no”; anímalo a no aceptar todas las responsabilidades sin ayuda. Recuérdale que es necesario establecer momentos en los que no esté disponible para cuidar, es decir, definir horarios de descanso.
- Sugerir apoyo profesional: existen grupos de apoyo para cuidadores, son espacios donde pueden compartir experiencias y recibir consejos. Si la persona está demasiado afectada, sugiérele ayuda de un profesional para gestionar el estrés como la terapia psicológica. Hay recursos comunitarios como programas de apoyo gubernamentales o locales que pueden aliviar su carga.
El cuidador necesita tanto apoyo como la persona a la que cuida. Acompañarlo, validar sus emociones y ayudarle a encontrar recursos puede marcar la diferencia en su bienestar. Intenta hacerle ver que no está solo, que puede contar contigo. Cuidarte a ti mismo/a no significa abandonar a los demás, significa poder seguir ayudando sin destruirte en el proceso. Es normal sentirse agotado, pero tu bienestar también es importante, si no estás bien, ¿cómo vas a cuidar a otra persona que lo necesita?