La raíz del asunto no siempre está donde creemos. Sentirnos culpables o martirizarnos a nosotros mismos adjudicándonos el problema es la vía fácil para huir de una situación complicada. Es más complicado pensar que quizás el inconveniente parte de otro lado y nosotros no tenemos nada que ver en ello. Cuando los niños lo pasan mal en el colegio tendemos a pensar que la imprudencia es de sus propios padres, pero puede que no sea así y que la responsabilidad sea de otros niños que no han sido bien educados. Por lo tanto, la culpa no está en los padres de los hijos que lo pasan mal, sino en los padres de los niños que inician esos problemas.
Los colegios no siempre pueden actuar en este tipo de situaciones porque es posible que el malentendido venga de mucho atrás. Por ejemplo, si un niño sufre en clase porque su compañero se lo está haciendo pasar mal, el colegio puede actuar, pero son los padres quienes tienen que educar desde cero a sus niños en casa para que cuiden a sus compañeros. La convivencia es fundamental.
La labor o el rol como padres es hacer comprender a sus propios hijos que hay muchos niños con problemas que necesitan más comprensión, apoyo, ayuda y cariño. Educar a tus hijos para que sean buenos compañeros es una gran manera de fomentar la empatía, la inclusión y el respeto desde pequeños. Especialmente ayudar a aquellos compañeros que más lo necesiten como los que tienen dificultades (TDAH) o autismo.
8 estrategias para conseguir que tus hijos sean buenos compañeros:
- Fomentar la empatía: explícales que todos somos diferentes y que algunas personas pueden pensar, sentir o actuar de manera distinta. Usa ejemplos concretos: «Así como a ti te cuesta aprender algunas cosas, otros niños pueden tener dificultades en otras áreas, y eso está bien». Cuéntales historias o lean libros sobre la diversidad y la inclusión.
- Promover la paciencia y la comprensión: explícales que algunos niños pueden necesitar más tiempo para responder o que a veces pueden actuar de forma inesperada. Refuerza la idea de que la paciencia es clave y que un buen amigo es alguien que apoya a los demás.
- Enseñar con el ejemplo: si ven que tú eres amable y respetuoso con personas diversas, imitarán tu comportamiento. Muéstrate abierto y positivo cuando hables sobre niños con TDAH o autismo.
- Desarrollar habilidades de comunicación y juego: explícales que algunos niños pueden tener dificultades para iniciar o mantener conversaciones. Anímalos a incluir a todos en el juego, explicando que quizás haya que adaptar algunas reglas para que todos puedan participar.
- Evitar etiquetas y fomentar el respeto: no uses términos despectivos o etiquetas para referirte a niños con dificultades. Enséñales que la diversidad es parte de la vida y que no debemos excluir a nadie por ser diferente.
- Resaltar sus fortalezas y cómo pueden ayudar: refuérzales la idea de que pueden ser un apoyo para sus compañeros siendo amables, pacientes y solidarios. Anímalos a defender a los niños que puedan ser excluidos o tratados injustamente.
- Hablar sobre la importancia de la amistad: explícales que todos necesitamos amigos y que un pequeño gesto puede marcar la diferencia en la vida de alguien. Pregunta: “¿Cómo crees que se siente este compañero cuando nadie quiere jugar con él?”
- Reforzar positivamente sus buenas acciones: si notas que tu hijo ha sido amable o solidario con un compañero que tiene dificultades, felicítalo y hazle saber que es un gran gesto.
El objetivo es que comprendan que cada persona es única y valiosa, y que la amistad y el respeto son esenciales para construir una comunidad más inclusiva. Enseñar a los niños a ser buenos compañeros es clave para su desarrollo social y emocional. Además, también es muy beneficioso para los padres, ya que se sienten más realizados y están logrando una buena labor social.
Fomentar el compañerismo en los niños es esencial para su desarrollo social y emocional, y también fortalece el vínculo familiar. Los padres pueden lograrlo dando el ejemplo con actitudes de respeto y empatía, enseñando a compartir, trabajar en equipo y manejar conflictos de forma positiva. Es importante reforzar el uso de palabras amables, promover la inclusión y premiar las buenas acciones. Leer cuentos y realizar juegos sobre la amistad también ayuda a reforzar estos valores. Al enseñarles a ser buenos compañeros, no solo beneficiamos su vida social, sino que también creamos un ambiente familiar más armonioso.