El primer paso para dejar una adicción es reconocerla y tener la intención de querer dejarlo de lado para reconducirte en el camino. Es preocupante en todos los sentidos, desde el punto de vista de uno mismo, ya que está perdido en la vida, pero también genera una intranquilidad en las personas que nos quieren y que están a nuestro alrededor como familia, amigos, profesores…
El incremento de las adicciones entre los jóvenes se ha convertido en una de las principales preocupaciones de las autoridades sanitarias y educativas. En España, las cifras reflejan un alarmante crecimiento en el consumo de sustancias adictivas como el alcohol, el tabaco y las drogas, así como una dependencia cada vez mayor de las tecnologías y el juego online. Este fenómeno no solo está afectando la salud física y mental de los jóvenes, sino que también genera un impacto social y económico importante.
Según datos recientes del Plan Nacional sobre Drogas, el 23% de los adolescentes entre 14 y 18 años ha probado alguna sustancia ilegal. El consumo de alcohol, a menudo considerado una actividad social normalizada, es uno de los principales problemas, con un 75% de los jóvenes que ha bebido en el último año. Además, las nuevas formas de adicción, como el uso excesivo de las redes sociales y los videojuegos, están generando nuevas preocupaciones en un entorno digital que no siempre cuenta con suficientes medidas de protección para los menores.
Factores de riesgo y prevención
Diversos factores están impulsando este aumento en las adicciones juveniles. La presión social y la búsqueda de aceptación dentro de los grupos de amigos son elementos clave que llevan a muchos jóvenes a probar sustancias o desarrollar hábitos perjudiciales. A esto se suma la facilidad de acceso a productos como el alcohol y el tabaco, pese a las leyes restrictivas, y la falta de control sobre el contenido digital y las apuestas online, especialmente en plataformas donde los menores pueden registrarse fácilmente.
Los expertos coinciden en que la prevención debe comenzar en edades tempranas, tanto en el entorno familiar como en el educativo. Las campañas de concienciación y los programas en los colegios pueden ser herramientas clave para frenar esta tendencia. De igual manera, se subraya la importancia de reforzar las políticas públicas de salud y bienestar juvenil, que incluyan un mayor control sobre la venta de sustancias y un seguimiento más cercano del uso de internet por parte de los menores.
Consecuencias y el impacto a largo plazo
Las adicciones en la juventud tienen efectos devastadores no solo en la salud física, con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias o hepáticas, sino también en el desarrollo emocional y cognitivo. La adicción a las nuevas tecnologías, por ejemplo, está asociada con trastornos de sueño, problemas de concentración y aislamiento social. El juego online, además, ha llevado a muchos jóvenes a endeudarse o incluso a cometer delitos para financiar su hábito.
A largo plazo, estos comportamientos adictivos pueden dificultar la inserción laboral y el desarrollo personal de los jóvenes, perpetuando ciclos de pobreza y exclusión social. La intervención temprana, el apoyo psicológico y una educación enfocada en la prevención son medidas indispensables para revertir este creciente problema.
Este tipo de trastornos se manifiestan con mayor frecuencia en adolescentes que, en muchos casos, utilizan estas vías como una forma de escapar de los problemas emocionales no resueltos. El desafío es movilizar tanto a las instituciones como a las familias para enfrentar de manera integral esta problemática y proteger a los jóvenes de las consecuencias devastadoras de las adicciones. Urge invertir más en convivencia y en comunicación intrafamiliar, y menos en consumo de pantallas, que son muros que nos separan más de la cuenta. Cuando se crea un hábitat de comunicación, amor y cariño tanto en casa como en los colegios, los niños se sienten más queridos y con menos necesidad de huir a las adiciones, como lugar de refugio.
5 estrategias para superar una adicción y evitar recaídas
Sanar de una adicción es un proceso complejo que requiere compromiso y apoyo constante. Superar una dependencia, ya sea de sustancias, comportamientos o tecnologías, implica tanto la desintoxicación física como el fortalecimiento mental y emocional.
- Reconocer el problema y buscar ayuda profesional: el primer paso para sanar es reconocer que se tiene un problema y que se necesita ayuda. Las adicciones son trastornos que rara vez se superan sin el apoyo adecuado. Buscar ayuda profesional es crucial, ya sea a través de terapeutas especializados en adicciones, centros de rehabilitación o grupos de apoyo.
- Establecer una red de apoyo sólida: las personas que atraviesan el proceso de recuperación de una adicción necesitan rodearse de una red de apoyo que incluya amigos, familiares y, si es posible, otros que hayan pasado por lo mismo. Los grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos (AA) o Narcóticos Anónimos (NA), ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias y aprender de otros
- Identificar y evitar los desencadenantes: estos pueden incluir situaciones de estrés, personas o lugares asociados con el consumo, o emociones negativas como la ansiedad y la soledad. Una vez identificados, es importante desarrollar estrategias para evitarlos o enfrentarlos de forma saludable.
- Cambiar el estilo de vida y adoptar hábitos saludables: reemplazar los hábitos destructivos por actividades más saludables, como hacer deporte, practicar hobbies creativos o dedicarse a proyectos personales, puede desviar la atención de la adicción. También es fundamental llevar una dieta equilibrada y mejorar la calidad del sueño.
- Seguir un tratamiento a largo plazo: la adicción es una enfermedad crónica, por lo que el tratamiento no termina una vez que se deja de consumir o realizar un comportamiento adictivo. Es crucial mantener un seguimiento a largo plazo.
El proceso de sanación requiere tiempo, esfuerzo y, paciencia. Aunque pueda haber momentos difíciles, estos cinco pasos son clave para enfrentar la adicción y evitar caer nuevamente en ella.