La Parroquia Reina de los Ángeles ha vivido una nueva edición de su ya tradicional calçotada parroquial, un evento que reúne cada año a feligreses y voluntarios en torno a la mesa, con el objetivo de fortalecer los lazos de fraternidad y apoyar las necesidades del templo.
Desde primera hora de la mañana, numerosos voluntarios se dieron cita para encender las brasas, preparar las mesas y disponer todo lo necesario para recibir a los asistentes. La calçotada no solo es una celebración culinaria; es, ante todo, una expresión viva de comunidad cristiana, en la que se comparte el tiempo, el trabajo y la alegría de estar juntos.
Uno de los aspectos más conmovedores de esta jornada es que todos los alimentos —incluidos los calçots— son donados generosamente por David, un feligrés comprometido con la vida parroquial. Gracias a su gesto, la recaudación íntegra del evento se destina a beneficio de la parroquia, lo que multiplica el valor solidario de cada ración servida.
La celebración contó también con la participación de Ángel Prado, coordinador general de la Fundación Luis Orione, que acompañó a la comunidad en esta jornada tan especial. Su presencia simboliza el vínculo constante entre la parroquia y la fundación, siempre centrado en la atención a los más necesitados y en la promoción de una fe.
La calçotada parroquial se ha consolidado, con los años, como una hermosa tradición que combina gastronomía, voluntariado y fe, reflejo del espíritu abierto y acogedor que caracteriza a la Parroquia Reina de los Ángeles.
Gracias a todos los que hicieron posible este día: quienes donaron, quienes colaboraron desde primera hora y quienes participaron con espíritu fraterno. En cada sonrisa compartida, en cada calçot servido, se construye comunidad y se hace presente el amor cristiano.
Seguimos caminando juntos, fortalecidos por nuestras tradiciones, con la mirada puesta en el Evangelio y el corazón dispuesto al servicio.